Todo madrileño sabe que, cuando llega el buen tiempo, los domingos son de Rastro. Te despiertas tarde, te pones tu outftit dominguero y quedas con tus amigos para ver si encuentras algún tesoro para tu casa, o para comprar pendientes. Lo mejor es terminar tus compras tomándote unas tapas en algún bar mientras los rayos de sol te colorean la piel.
Si no eres madrileño, ¡incluso mejor! Tienes una visita más que obligatoria al Rastro y llevarte un buen recuerdo de Madrid de vuelta a casa. Podrás encontrar ropa vintage, muebles, pósteres, tesoros del siglo pasado, ¡y muchas cosas más!

Pero antes de todo, piensas en:
- Coger el metro, sabiendo que seguro que te toca hacer algún transbordo y, por supuesto, lidiar con toda la gente que piensa como tú y quiere ir al Rastro.
- Ir en coche y aparcar al lado del Rastro.
Sí… a mí también me llama más la atención ir en coche hasta el Rastro. Podrás comprar todo lo que quieras sin tener que pensar en cargarlo todo en el metro o autobús… ¡va a estar llenísimo!
Aparcar cerca del Rastro
Todos los domingos y festivos, el Rastro empieza de 9:00 (pero empiezan a colocar todo a las 8:00) hasta las 15:00, hora en la que ya se empieza a recoger todo.
Pero, antes de coger el coche y conducir hasta el Rastro, tienes que tener en cuenta la presencia de mi mejor amigo: Madrid Central. Exacto, como te lo imaginabas, el Rastro está en Madrid Central y ya no podrás aparcar en la calle, a menos que te cedan una invitación. Por eso…
Le dedico esta entrada a todas esas personas que quieren aparcar cerca del Rastro sin ser multado. Esto va por vosotros.

1. El otro mejor amigo, el parking
Uno de los principales aliados que vas a tener, gracias a la implantación de Madrid Central, es un parking en el centro de Madrid. El personal del parking se encargará de llamar al Ayuntamiento para decirles: «oye, XXXXX matrícula ha entrado en mi parking, no lo multes, por fi».
Además, tendrás la ventaja de dejarlo en un sitio cubierto, vigilado y que se encarga de la gestión de Madrid Central.
Lo único es que, para evitar cualquier sorpresa de última hora, te aconsejamos que reserves un parking en los alrededores del Rastro. Hay un parking justo donde se monta el Rastro, pero con el mercadillo en la carretera y la cantidad de gente que pasa por allí, es muy difícil entrar.
Por eso, te aconsejo otros parkings en La Latina:
- DM Latina: a unos 5 minutos del Rastro. En cuanto al precio, 2h = 3.4€, aproximadamente.
- Garaje Centro: a unos 10 minutos del Rastro. En cuanto al precio, 2h = 6.3€, aproximadamente.
- VOT Promoparc – Madrid Central: a unos 10 minutos del Rastro. En cuanto al precio, 2h = 5.5€, aproximadamente.
- Fray Luis de León – Atocha: a unos 15 minutos del Rastro. En cuanto al precio, 2h = 3€, aproximadamente.
2. Prefiero la calle, fuera de Madrid Central
Tras salir de Madrid Central, puedes aparcar en las calles cercanas al Rastro. Además, lo bueno es que el Rastro se celebra el domingo y los festivos, por lo que podrás aparcar gratis en Madrid.
Las calles más cercanas al Rastro y que están fuera de Madrid Central son:
- Calle de Toledo: pero con cuidado, si llegas a Ronda de Toledo, podrás dar la vuelta en la rotonda pero si sigues por todo recto, eso ya es Madrid Central.
- Paseo de los Pontones: lo mismo pasa con esta calle, si llegas hasta Ronda de Toledo, llegas al límite de Madrid Central. Podrás dar la vuelta en la rotonda, pero con cuidado.
- Paseo de las Acacias: podrás dar la vuelta en la rotonda de Embajadores.
- Avenida del Manzanares: está por la zona de Madrid Río pero no entrarás en Madrid Central ni por equivocación. Está más alejada, a unos 30 minutos andando pero, si vas con buen tiempo, se te hará corto. 😉
Y, bueno, todas las calles colindantes con estas. Lo importante es saber que, el límite de Madrid Central está en las calles Ronda de Segovia, Ronda de Toledo y Ronda de Atocha.
Y, ahora que estás en el Rastro, saca unas magníficas fotos, encuentra historia en cada rincón y, ¡arrasa en el mercadillo!
Para terminar, te voy a explicar brevemente por qué se llama El Rastro. Antiguamente, era una zona de curtidurías cercanas al matadero. Cada vez que se arrastraban a las reses hasta las curtidurías, dejaban un rastro de sangre por la calle. De ahí viene el nombre… ¿Quién lo iba a decir?
Si conoces algún otro sitio para aparcar cerca del Rastro, ¡escríbenos un comentario y lo añadiremos! 🙂